martes, 29 de diciembre de 2009

FETO COMENTARIO IX de VANESSA SOBRADO






Llama de amor viva
San Juan de la Cruz


¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres, 5
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

¡Oh cauterio süave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado
que a vida eterna sabe 10
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.

¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido, 15
que estaba oscuro y ciego,
con estraños primores
color y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno 20
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!

Aunque el texto no se entiende muy bien, pues me imagino, que como estamos en Navidad, se tratará a lo menos de un villancico… pero yo es que no veo por ningún lado ni al niño Jesús ni a la mula ni al pastor mirando a las musarañas ni a Melchor ni a su paje…y no sé si es que salen de extranjis o yo no los veo… así… que deben ser como esos belenes de alambre o de miga de pan… que uno no reconoce ninguna figurilla ni siquiera al pocero… ni aunque le eche mazo imaginación.
Bueno... la profe del año pasado nos dijo que este poema era algo así como tipo místico-energético… y que San Juan de la Cruz lo compuso en un arrebato que le dio, osea… que primero había una etapa purgante… en donde se purgaban de todos sus pecadillos y miserias a base de darse ladrillazos en la frente y se llenaba la espalda de moratones en plan masoca con látigos y tal… y le empezaban a manar sintagmas en las manos y en la frente como a la niña del exorcista… y luego había una etapa iluminista en donde se le encendía una bombilla o se le ponía el semáforo verde… y luego ya la etapa unionista donde Dios le hacía señas para que volara hasta él por los aires y fundirse en un abrazo de oso….. porque por los visto los místicos cuando les daban estos arrebatos volaban como una cometa y flotaban por la habitación y luego había que bajarlos del techo a escobazos…para que escribieran el poema en estado de shock total.
Y bueno... no sé si es por la resaca de la sidra, que creo que voy atando cabos, aunque sigo sin encontrar ninguna maldita metáfora ni ninguna hiperbolonia ni ninguna alteración…. Aunque lo que más mola del poema, profe, son los últimos versos… y bueno la profe del año pasado nos hizo decirlo en voz alta para que viéramos que esos versos se nos derretían en la boca como un nevadito, y que sonaban como una sinfonía… aunque ahora mismo tengo pegado el polvorón al cielo de la boca y debe ser un polvorón místico, pues no hay Dios ni bendita forma que se despegue de ahí el muy cabrito...y al final voy a parecer una lela completa y no sé por qué, pero cuando digo cuán delicadamente me enamora, aunque sea con el polvorón atascado dentro del paladar… no puedo dejar de pensar en el cretino cerdo cabrón del Javi, cuando me daba esos chusquitos con sabor a tabaco, birra y juanola… y es que me quedaba yo misma toda mística y derretida así que flotaba como San Juan y como el polvorón… y me cago en la leche que mamé, que no he encontrado ninguna metáfora ni ninguna figura estilista, y que la sidra me está sacando todas las lágrimas y toda la pura y negra rabia del cuerpo.

Vanessa Sobrado

LA MANCHA




Tamara Tamore sintió una de las mayores humillaciones de su vida cuando vio su bolso blanco de marca Lacoste con una mancha de chocolate junto al apacible cocodrilo.
Esa mañana los maestros de su centro habían organizado una chocolatada navideña para despedir el primer trimestre con los padres y alumnos del Colegio Buena Fe en un sótano triste y destartalado.
Ella se sintió extraña cuando entró con su inmaculado bolso blanco y advirtió las miradas duras de dos de sus compañeras más veteranas y un murmullo desdeñoso a sus espaldas. Y al momento se arrepintió de llegar con ese bolso demasiado formal, como si fuera a una fiesta de altos ejecutivos, que desentonaba con las mochilas descoloridas o ajadas o las severas carteras de sus compañeras maduras. Era como si su bolso blanco se avergonzara de estar allí entre los informes, carpetas amarillentas, librotes desencuadernados, boletines, listados y circulares desperdigadas en la mesa. Como un cisne que se ahogara en una charca infecta. Como le había pasado otras tantas veces, cuando entraba con sus labios resplandecientes de carmín y sus Buenos días felices e ilusionados apenas eran respondidos sino con un saludo tenue y desabrido.
Sin embargo, con los compañeros todo parecía diferente. Cuando ellos se le acercaban de ella brotaba un manantial de simpatía arrolladora y les encandilaba con sus sonrisas francas y radiantes, mientras las mujeres se apartaban con recelo y le lanzaban una mirada resabiada.
No llevaba más de tres meses en el Colegio Buena Fe y Tamara Tamore no había sintonizado con ninguna de sus compañeras, ni jóvenes ni mayores, mientras que ellos la buscaban, se acercaban, la requerían para todas las reuniones y actividades, se hacían los encontradizos, la tocaban con timidez envarada la espalda o en el hombro, la cortejaban con cumplidos insulsos o caricias balbucientes en su pelo muy liso y lacio o alababan sus broches de mariposa y sus colgantes de serpiente, con un chiste o un comentario intelectual, que ella siempre celebraba con su sonrisa más halagadora.
Se preguntaba cuál de sus turbias compañeras había sido tan miserable de mancharle su bolso Lacoste blanco con el solo propósito de herirla y de dejarla en evidencia. Y ahora las miraba a sus ojeras de maestras amargadas y a sus hombros hombrunos y caídos y le ahogaba la rabia más negra. La envidiaban todo de ella, su simpatía seductora, su sencilla elegancia, el olor a lilas remotas de su cuello, pero lo que más envidiaban, era su belleza pacífica de sus 27 años.
De pronto tuvo una iluminación. Había decidido al ver esa mancha infame que a partir de ese mismo momento, a partir de ese mismo instante… eso cambiaría radicalmente. Se guardaría su simpatía y sus sonrisas coquetas solo para ella misma, su madre, su novio y sus dos amigas del colegio y que sería la más lejana, la más áspera, la más inasequible, la más odiosa. Ni siquiera sonreiría a las madres ni a sus niños de ricitos de oro mientras les despedía ni a su propia sombra encabronada.
Aquella mancha indecente de aquella mañana nublada le llenaba de una humillación sorda que la sofocaba por dentro. Pocas veces había sentido tanta vergüenza hacia sí misma y hacia los demás. Acaso tanta como aquella vez que en una boda de su prima del alma, le sobrevino de improviso un regato de sangre tibia que se acabó filtrando en su primoroso traje de lentejuelas y que no fue capaz de ocultar y tuvo que salir corriendo antes de que los novios cortaran la tarta nupcial y la novia lanzara su ramo vuelta de espaldas.
Sintió de pronto una mano tenue y tímida en su hombro que la llamaba nerviosa por su nombre, Tamara, tienes un momento, y al volverse le quemó en lo más profundo su sonrisa llena, su maldita sonrisa limpia y pura que se reflejaba en la cristalera como un espejismo de desdicha.

Feto-olé

sábado, 26 de diciembre de 2009

REDACCIÓN PARA MI CLASE DE 5º B DEL COLEGIO LUIS BUÑUEL (MADRID)


¿Qué es la Navidad?



A mí la Navidad no me gusta mucho. Bueno, en realidad sí me gusta, pero hay cosas que me dan miedo, y que no comprendo. Por ejemplo: ¿cómo se desplaza Papá Noel en su trineo a tanta velocidad?, ¿y los Reyes Magos?, ¿cómo pueden estar en tantos lugares al mismo tiempo?, ¿por qué Baltasar siempre tiene la cara pintada de negro?, ¿cómo entra Papá Noel en las casas que no tienen chimeneas?

Mis papás nunca han sabido responderme a nada de eso, y mis amiguitos dicen que no existen ni Papá Noel ni los Reyes Magos. En mi casa nunca ha venido Papá Noel. Mi papá dice que Papá Noel es una tradición del extranjero, y que él visita a niños que viven en países más fríos como Noruega o Alaska. Pero a mi primo Borja sí le viene Papá Noel. Yo le digo que eso es imposible, que habrán sido sus papás, y al final siempre acabamos peleándonos.

El otro día mi mamá me dijo que escribiera la carta de los Reyes Magos, y yo escribí lo siguiente:


Queridos Reyes Magos, este año he sido muy bueno. No he dicho palabras feas ni tacos, he hecho mis deberes en el colegio y he trabajado muy bien con mis compañeros. También he ayudado a mi mamá en las cosas de casa. Por favor, me gustaría que me trajerais juegos para la PSP, Valhalla Knights 2, Dissidia: Final Fantasy, Duke Nukem Trylogy: Critical Mass, y el de Tarzán, que no lo tengo y me gusta mucho. También quiero una bicicleta para ir con mis amigos al parque, y un skate, porque el año pasado no me lo trajisteis y me aburrí como una ostra mirando a mis amigos que sí lo tenían y no podía ir con ellos. Muchas gracias. Os dejo tres vasos de leche y unas galletas para que comáis algo. Besos a vosotros los tres, a los pajes y a los camellos.

P.D. No me traigáis libros, por favor, los odio, siempre los he odiado y no sirven para nada.


Le he dado la carta a mi mamá y me ha dicho que la iba a mandar por correos para que llegara a la casa de los Reyes Magos. ¿Dónde viven?, le he preguntado, y me ha dicho que eso sólo lo saben los carteros.

—¿Mamá?

—¿Qué?

—¿Los Reyes Magos mueren?

—No, hijo. Nunca. Son inmortales.

—¿Qué significa “inmortales”?

—Que no pueden morir nunca, hijo.

—¿Nadie les puede matar?

—Nadie, cariño.

Yo he pensado que, si los Reyes Magos no mueren nunca, es una prueba definitiva para todos esos niños que dicen que los Reyes Magos no existen y que son los papás disfrazados. No, yo les digo que no pueden morir porque son “inmortales”, y que los papás sí mueren. Por ejemplo: el papá de Antolín, mi vecino, murió hace tres años, y él sigue teniendo Reyes Magos. ¿Verdad?

—Verdad —me han dicho todos mis amigos.

Entonces les conté mi plan, un plan que de una vez por todas iba a demostrar que los Reyes Magos existen y que no son los papás disfrazados. Todos mis amiguitos me han apoyado y hemos ido juntos a Don Jaime, el jardinero, que tiene en su caseta de herramientas un montón de cosas para llevar a cabo nuestro proyecto. En ese momento Don Jaime no estaba, y hemos aprovechado para coger un frasco con una calavera dibujada.

—Es para las ratas —ha dicho Pablete, y después nos hemos repartido los polvos blancos que había en el interior del frasco.

El día de los Reyes Magos me he levantado muy pronto, y he ido corriendo al árbol de Navidad. Efectivamente, me han traído todo lo que pedí, los juegos, la bicicleta y el skate, pero también me han traído lo que más odio en el mundo: libros. Todos los libros de Harry Potter. He ido a la cocina a hacerme un Cola-Cao y he visto los tres vasos de leche vacíos y ningún rastro de las galletas que dejé. ¡Hurra, los Reyes Magos existen!

—¡Mamá! ¡Papá! ¡Los Reyes Magos existen! ¡Existen! —he gritado mientras entraba en su cuarto. Pero rápidamente he salido de la habitación, pisando con cuidado para no hacer ruido. Mis papás estaban durmiendo y no he querido despertarlos.


by Sir Feto V



lunes, 21 de diciembre de 2009

BOLAÑO'S EMULATIO (y III)


Me mira y a veces parece que me sonríe, pero no lo hace, sólo que sus ojos sí me sonríen, con ese brillo ardiente que tiene el deseo cuando hace calor y los hombres son observados por mujeres de nariz aflautada que sienten deseo hacia ellos pero no se atreven a sonreir. Entonces comprendo que ella es mi novia, o que yo la concibo ya como tal, y que a pesar de haberla conocido hace tan sólo unos días, unas semanas, unos meses, la amo. Antes de volverme, sin embargo, puedo ver que en sus ojos hay un brillo acerado, una conmiseración amarga bajo el velo de atracción, y pienso –por primera vez pienso– que quizás su mirada no fuera dirigida a mí sino al otro hombre, a ese grandullón rubio que se acoda junto a mi butaca y que dentro de poco voy a describir.
La otra mujer dice algo. Es una tontería, un comentario fuera de lugar sobre una canción caribeña muy movida que habla de celos y de traición y de calor en las entrañas. La mulata tiene los labios muy grandes y los ojos redondos. El escote amplio deja al descubierto unos pechos con la forma de pipas de girasol peladas, con la punta hacia abajo, muy, muy grandes. Son pechos que hierven al son de una música extraña, tan ajena a las mujeres de mi país, tan frías y con las tetas más pequeñas, con forma de frutos diferentes, como pipas de calabaza o limones o manzanas o melones cuando son grandes, pero nunca pipas peladas de girasol o granos de maíz. La otra mujer ha dejado de mirarme, lo noto, y justo entonces siento la mirada del tipo que tengo a mi derecha.
Es rubio, con la mandíbula enorme y los ojos neblinosos de los borrachos malintencionados. Sin embargo, no está borracho. Ahora me mira con descaro y dice algo sobre la canción que me atañe, algo así como "el gallego no captó la jugada", o "el gallego no sabe de cartas", o "el gallego simplemente es idiota". Y hubiera dado igual lo que el otro tipo hubiese dicho, porque siento que hace tiempo que le tengo ganas y lo miro con asombro, como si no hubiese podido o no supiese escuchar a alguien cuando me insulta de forma tan súbita, tan irremediable, tan gratuita.
Entonces el rubio me da una cachetada en la cara, algo que quiere aparentar ser cordial y en realidad es una amenaza, un chantaje, una burla nefasta que me reduce al rango de un niño ante el resto de los presentes, que son mujeres y me miran con una mezcla de divertimento y compasión, y entiendo que lo que quiere decirme el muy cabrón es que la chica de nariz aflautada lo deseaba más a él que a mí, y entiendo que su burda boca ha recorrido su cuerpo antes que yo, entremedias de mí y justo después, en una traición que no tiene nombre y que los tres –la chica india, la negra y el rubio de barbilla elefantíaca– comparten, y comprendo que lo que hubiera podido resultar una noche de frágil continuación de la burla terminará como el rosario de la aurora.
No obstante, opto por callarme, por mantener un silencio que me transforma automáticamente en un verdadero idiota, en un necio que no sabe si lo es o si sólo lo finge, porque a veces el criterio de los demás pesa tanto que vuelca la realidad hacia un punto u otro de la balanza. De modo que sonrío, le tomo de la mano y le tiro el contenido de mi vaso de ron a la cara, sin más. Me sale de pronto, un gesto fulminante que provoca un bufido del rubio y sus ojos cerrándose en un reflejo protector de la ola que se le viene encima, un reflejo que llega demasiado tarde porque para cuando los cierra el alcohol ya ha entrado en sus ojos y sutura sus córneas como un ácido.
Mis sienes se estiran hacia abajo o hacia los lados, mi frente se crispa en un movimiento autónomo que cimenta todo mi ser, una rabia incontenible que me hace heredero de los matones de barrio, de los macarras brutales, de los verdugos del medievo, y de un rodillazo lo planto en el suelo, toda su enorme anatomía desplegada sobre el suelo del lugar, que podría ser un bar madrileño o un restaurante de lujo o un pub londinés pero que sólo es una terraza que linda con la selva, un sitio remoto al que no ha llegado del todo la civilización porque se iba quedando por los rincones de los caminos. Y entonces SIENTO que ha llegado el momento de hacerlo.
Poseído por una fuerza inhumana, aprieto el vaso entre mis manos y le descerrajo uno, dos, tres golpes que lo van tiñendo de sangre, un líquido bermejo que se va derramando por todos lados, que salpica y hace gárgaras y burbujas en su tráquea destrozada, en su pecho abierto, en sus manos bestiales que no alcanzan a encontrar su presa y terminan por agotarse en el aire, asfixiadas por ese mismo líquido que debía nutrirle, que lo alimentaba y lo hinchaba como un globo de rubia radiación.
Finalmente, me iergo sobre su cuerpo macerado por los golpes, sin escuchar los gritos de las mujeres, a medias satisfecho de mi reacción y a medias avergonzado, un poco tembloroso y aún tenso, jadeante, me vuelvo hacia ellas y dejo caer el vaso, sabedor de que lo único que me resta por hacer es huir, alejarme hacia esa selva que me espera, que ruge en mi interior y que jamás, en el fondo, ha sido domesticada.
El feto Malayo

sábado, 19 de diciembre de 2009

LOS VILLANCICOS Y EL SEXO



En su estudio sobre el córtex orbitofrontal Daniel Zimmermman comprueba y certifica una estrecha relación entre los villancicos navideños y el sexo. Una relación que por obvia había pasado no solo desapercibida, sino enmascarada o tabuizada, si es que tal expresión resulta plausible. Tradicionalmente, se tomaba como lugar común, que la escucha continuada de villancicos navideños producía estrés, fobia, ansiedad, falta de tonicidad, tristeza injustificada, añoranza metafísica, apatía premenstrual y ausencia de libido en los trabajadores de los Grandes Almacenes. Pero Daniel Zimmermman ha realizado un trabajo de campo extenso y bien documentado, que aparecerá en el próximo número del Natural Science Estultism, en donde tras haber entrevistado a seis Jefes de Planta, a cinco dependientas de la Sección de Marroquinería y a seis más de la Sección de Menaje, todos empleados en El Corte inglés, con más de diez años de veteranía a sus espaldas…. ha demostrado de forma absolutamente fehaciente y escrupulosa, que la escucha continuada de villancicos favorece la irrigación de la zona perineal y vigoriza sensiblemente el coito amén de aumentar el porcentaje de espermatozoides por milímetro cúbico...
E incluso pudo llevar sus demostraciones más lejos cuando bajó al sótano de Almacenaje, disfrazado de Papá Noel, y comprobó al preguntar a tres trabajadores de color, que nunca serían contratados como dependientes de las plantas nobles de cara al público, y que están condenados a ser simples y oscuros habitantes de los subsuelos… y no se lo tuvieron que contar porque Daniel Zimmermman fue testigo privilegiado de ello y lo pudo grabar con su móvil… que Kofi Enzue, natural de Guinea Bissau, en menos de dos horas recibió la visita de dos empleadas de la Sección de Marroquinería y la visita de un Jefe de Planta de la Sección de Oportunidades y tuvo que desenfundar, por tres veces seguidas, su gran falo subsahariano y al ritmo del Ay del Chiquirritín metidito entre pajas o a Belén va una burra rin rin o al Adeste Fideles laeti triumphantes venite venite Bethelem Nathum videte regem angelorum o con el 25 de diciembre Fun Fun como fondo musical… enfundar su bien torneado glande descomunal y abrirse brecha en las grupas desfondadas de deseo de los susodichos empleados, a pesar de que el sonido de los villancicos llegaba atenuado a causa de sus aullidos inhumanos .....
Feto-olé


viernes, 18 de diciembre de 2009

BOLAÑO'S EMULATIO (II)


En la situación, estoy tranquilamente sentado junto a más personas, en concreto dos mujeres y un hombre, puede que alguien más haya formado parte del grupo pero ya no está o se ha ausentado por un rato. Las dos mujeres son bellas, cada una a su estilo, las dos mestizas, una medio india y la otra medio negra, y mueven sus labios al compás de las canciones que suenan proyectándose desde unos altavoces lejanos, que retumban haciendo vibrar un poquito la mesa, las sillas de mimbre, los vasos. Tomamos unas copas tras lo que ha debido de ser una cena opípara o bien una tarde compartida, de esas que ciertos amigos o conocidos ocasionales disfrutan cuando viajan juntos, en partidas de turistas que se unen por el simple concurso del azar, sólo que en este caso éramos conocidos breves y hacíamos como que éramos turistas ocasionales en lugar de conocidos breves o amigos superficiales.
Bebo una sustancia alcohólica, que podría llamar whisky y que realmente –si la situación FUERA real– sería ron añejo o algún otro licor dulce, mientras los demás beben licores de alta graduación, que podríamos llamar whisky o vodka pero que en realidad –si FUERA real– sería cachaza o tequila o ron blanco, mezclados entre sí o con otras bebidas alcohólicas o zumos o refrescos.
Hace calor. Es un dato que no he logrado precisar, pero creo que es así. Digo que hace calor porque si no no se entiende que lleguemos a finalizar la velada como imagino. Hay reacciones que en un ambiente frío no se entienden o no son demasiado lógicas, aunque en sí la reacción no sea lógica sino irracional, pero es que con calor la irracionalidad parece mucho más comprensible, aceptable e incluso necesaria.
Una de las dos mujeres me mira. Me mira mucho, con sus ojos achinados de india, es joven y tiene la nariz aflautada. Aflautado es un adjetivo que normalmente se aplica a las voces y suele querer decir "agudo", "infantil", "amanerado", pero que aplicado a una nariz significa simplemente "con forma de boquilla de flauta", es decir, apretada en los lados y larga, y también recta, como haciendo una leve curva justo entre su base y la punta, que cae como la cuña que se introduce en las flautas dulces para poder soplar por ellas y luego limpiarlas.

EL FETO MALAYO

lunes, 14 de diciembre de 2009

BOLAÑO'S EMULATIO (I)


Estoy leyendo a Roberto Bolaño –también he visto a medias un documental en Youtube en el que aparece hablando con un periodista chileno, en el que su voz reverbera fantasmal, cortado en seis capítulos de los cuales sólo he acertado a ver dos y medio, y ese medio apenas del todo, sino dos o dos minutos y diez o quince segundoss de voces latinas, tan equiparables para el oído injusto y colonial de los españoles, tan diferentes realmente entre sí–, leyendo digo su novela, y de pronto leo un pasaje en el que Espinoza y Pelletier, dos de los protagonistas de la primera parte, le dan una soberbia paliza a un taxista pakistaní que trabaja en Londres o London o Londinium, según el idioma o el momento histórico o las preferencias del lector.
Y al leerlo, al sentir en mi piel el hilván gozoso de la narración –casi nazi, casi exagerada, total y políticamente incorrecta– me ha dado por imaginarme a mí en una de esas situaciones con desconocidos o conocidos a medias, que al fin y al cabo suelen ser casi todos los que venimos a conocer a lo largo de nuestras largas y occidentales vidas, una situación en la que vivo fuera de mi país, que por el momento es España, y en ese otro –o esotro– país en el que resido o vivo me da por matar a una persona.
El hecho no es intrascendente, sino más bien crucial.
No se mata a alguien en la imaginación por gusto, o por capricho, o por mero aburrimiento. Se mata a alguien porque se tiene la necesidad imperativa de hacerlo, y si se hace, o más bien si alguien como yo hace algo, lo hace a conciencia.

(CONTINUARÁ...)

EL FETO MALAYO

sábado, 12 de diciembre de 2009

CIUDADANO FETO (y XII): UN FINAL

MUJERCITAS o ¿Por qué nos gustan los finales felices?

Soy un romántico frustrado...

En Mujercitas se llora; yo siempre lloro. Es una película romántica, uno es un romántico.
A veces me he preguntado porque interesan este tipo de historias generación tras generación. Una de las razones es que puedes encontrar en ellas diferentes tipos de amores: el de un padre o una madre, el de un amigo, el de una hermana, el de un amante...
Es una película sobre el amor, sin duda...

No olvidemos la otra parte. Las frustraciones forman parte de nuestro mundo; incluso nos pueden ayudar si sabemos aprovechar las lecciones que nos ofrecen. Por ejemplo, siempre quise tocar el piano. Sé que nunca lo haré. Puedo dedicarme a otras aficiones, en su lugar.
En Mujercitas hay también frustraciones de mayor calado: el padre está en la guerra y tal vez no vuelva nunca, el amigo se declara a la protagonista y ella debe rechazarlo, la hermana muere, el amante está lejos..., pero, ¡menos mal, por los dioses! ¡¡¡hay un final feliz!!!

El padre vuelve al hogar, el amigo encuentra la felicidad junto a otra de sus hermanas, los recuerdos de la fallecida le permiten escribir un libro, el amante vuelve junto a ella.

Nos gustan los finales felices. Queremos que existan; necesitamos que existan, aunque no sean verdaderos. Por eso lloramos en estas películas, porque hay momentos felices, hay instantes felices -que hay que disfrutar-, pero nunca hay ni habrá finales felices. Deseamos que existan, pero sabemos que nunca los encontraremos en la realidad.

Me gustan los finales felices.
Gracias a ellos, sueño...

Posdata: Ciudadano feto y feto-garci se despiden. Asumo plenamente los errores y aciertos de lo que he escrito. Ahora mismo y por algún tiempo Ciudadano feto no sería ni será capaz de escribir algo que no sea personal y -eso es cierto- no es el objetivo de este blog. Por tanto, es un final. No es feliz, pero, espero, que sea elegante. Saber retirarse a tiempo es una virtud. Creo que es el momento de cerrar puertas que abrí en septiembre... Jano lo exige. Ésta es una de ellas; otra, la del carné de conducir, la cerré al dejar la autoescuela. En enero se abrirán otras nuevas. Ha sido un privilegio, un lujo, un placer compartir este espacio con los demás fetos. Por supuesto seguiré siendo vuestro más fiel lector. Seguiremos en contacto -que es lo más importante- en el mundo real. Un abrazo.

Feto-Garci

THE END.

lunes, 7 de diciembre de 2009

ADAGIO DE LA CUCARACHA




No siempre es profundo el que dice que algo es superficial-dijo la cucaracha a la suela del zapato un instante antes de ser aplastada y acallada.

domingo, 6 de diciembre de 2009