domingo, 31 de enero de 2010

CIUDADANO FETO: LA CREACIÓN ARTÍSTICA


MAGORIUM Y LA TIENDA MÁGICA de Zach Helm

Es un cuento. Escrito y dirigido por Zach Helm.
Este tipo sólo ha escrito dos guiones, con veintitantos años, un chaval, vamos.
En el otro, "Más extraño que la ficción", se establecía una curiosa relación metalingüística entre un personaje y su creadora. En éste, nos encontramos con la historia de una artista bloqueada, una pianista-compositora.
Necesita volver a confiar en sí misma, romper las barreras que ha ido construyendo con el tiempo, volver a recuperar la chispa que perdió.
Se necesita esa chispa para componer música, dibujar, pintar, escribir un libro... para esculpir o modelar...
Es un cuento para niños... adultos.
Sólo hay que escuchar el último diálogo de esta película entre la protagonista y un contable sin imaginación que por fin cree... ¿en el arte?

"Henry: La tienda es mágica...
Molly Mahoney: ¿En serio crees que la tienda es mágica?
H: Sí, lo creo.
M: ¿No es un poco difícil de creer?
H: No, lo creo. Del todo. Espera... Estoy seguro de que puedes hacer todo lo que te propongas. Está en ti... Tú eres el bloque de madera mágico...
M: ¿Yo soy un bloque de madera mágico?
H: Sí, Mahoney, está en ti. En lo que debes creer no es en la caja, ni en la tienda, ni en mí; en lo que debes creer es en ti.
Molly sonríe.
H: (mirándola a los ojos) Es increible.
M: ¿Qué ocurre?
H: Una chispa..."

Y vuelve la magia. ¿Y no es precisamente eso lo que necesita al principio el acto de crear: MAGIA?

Feto-Garci

viernes, 29 de enero de 2010

FETO-COMENTARIO DEPORTIVO: FEDERER VERSUS NADAL


El deporte necesita de duelos, combates. Si no hay un rival, tus victorias no tienen valor.

Además siempre vende más un duelo entre dos "gigantes" -los periodistas deportivos tienen esa tendencia a las frases hechas, a los tópicos; es su estilo, si es que es un estilo-, aunque la realidad sea más compleja. Tendemos a la dualidad; forma parte de nuestra naturaleza.

Los tríos nunca funcionan; me encantaría, pero mi experiencia me demuestra que no son posibles. Me he perdido de nuevo pensando en el sexo; ¿dónde estaba?

¡Ah, sí! Como iba diciendo...

Los duelos en el tenis vienen de lejos. Recuerdo el de Chris Evert y Martina Navratilova. Grandes jugadoras, se respetaban.

Federer es el más grande. Lo será durante generaciones. Acaba de llegar a otra final del Grand Slam, la del Open de Australia y la ha ganado, su decimosexto Grand Slam. ¿Qué decir de Federer a estas alturas? Sus cifras son espectaculares.
Nadal nunca llegará a su altura.

Nadal, eso sí, ha conseguido hacerle llorar... humanizarlo.

Porque mucho más importante que ser un mito, es descubrir y descubrirse como un ser humano.
Y sólo un buen rival, un buen enemigo puede abrirte esa puerta...

¿Y Nadal? Su forma de jugar le condenará una y otra vez a lesionarse. Ganará torneos, por supuesto, y será número 1 en alguna ocasión, ¡cómo no!, pero no será igual; porque el mayor enemigo de Nadal es él mismo...

Cuando nuestro cuerpo o nuestra mente nos juega malas pasadas, ya sea para conseguir a una chica, escribir un libro, sacarnos el carné de conducir o jugar al tenis, no hay nada que hacer.

Nadal está condenado. Estamos condenados...


Feto-Guardiola

martes, 26 de enero de 2010

LA FUNCIÓN POR HACER



LA FUNCIÓN POR HACER, basada en Seis personajes en busca de un autor, de Luigi Pirandello

Autor: Luigi Pirandello. Adaptación: Miguel del Arco y Aitor Tejada. Director: Miguel del Arco. Sonido: Sandra Vicente. Iluminación: Juanjo Llorens. Intérpretes: Israel Elejalde, Bárbara Lennie, Miriam Montilla, Manuela Paso, Raúl Prieto y Cristóbal Suárez. Lugar: Teatro Lara. Madrid

En el vestíbulo del añejo teatro Lara, bajo su noble artesonado, uno puede ver una vibrante revisitación de la más célebre y representada obra de Pirandello. Miguel del Arco y Aitor Tejada han realizado una adaptación seca, valiente, despojada y esencial del texto. Han operado por reducción. Toda la compañía pirandelliana ha quedado reducida a dos personajes: un pintor algo pedante y pretencioso, que muestra a su amante atónita un horroroso cuadro expresionista en el que ella se siente cuestionada e insultada. A partir de esta discusión que prende el interés del espectador, aparecen cuatro fantasmagóricos personajes para servirnos en crudo todo un cúmulo de celos y violencia familiar soterrada, cuya víctima final es un pobre bebé. Aquí el folletín de la familia siciliana abocada a la pobreza y abandonada por el padre, con conflicto incestuoso de fondo, es sustituido por una áspera relación familiar. El hermano mayor mantiene una relación tórrida con su cuñada. La presentación de ese conflicto interrumpe la historia del pintor y su amante, y llena de una extraña fascinación al actor que pide más y más carnaza, mientras la actriz instiga al público a que abandone la sala.
Y es en estos márgenes borrosos de apariencia y realidad donde la obra se agranda y se empoza, se llena de sombras y de claroscuros, especialmente por la capacidad de los actores para exprimir sus personajes. Destaca el patetismo desvalido y temeroso de Manuela Paso, la sensualidad hiriente de Bárbara Lennie y la timidez huidiza y acechante de Raúl Prieto. Sin mengua para el resto de los actores.
Los adaptadores han tenido la honestidad y buen tino de filtrar las frases más genuinas e inteligentes del original con gran sentido de la oportunidad, como esa inolvidable del texto pirandelliano, de que un personaje teatral puede ser menos real, pero mucho más verdadero, que uno humano
Tan solo un reparo. La solución del espacio circular (aparte de que no concede una clara visibilidad de los actores que deambulan entre el público, de sus gestos, sus movimientos, sus huidas y acechos, etc y sí de las nucas del público,) contribuye a que se diluya el conflicto entre ilusión y realidad, que quedaría mucho más acentuado en un teatro a la italiana.


Feto-olé

sábado, 23 de enero de 2010

FETO-COMENTARIO DEPORTIVO: FEDERER Y GUARDIOLA

PROLOGO: EL DEPORTE (DEL SEXO A LA NOSTALGIA)

Mi primera paja me la hice pensando en Steffi Graf...
Esas piernas... esos muslos... esa naricita picassiana... Me ponía a cien...
Uno no podía evitarlo. ¡Cuántos recuerdos! ¡Esos placeres onanísticos de la adolescencia! La primera vez nunca se olvida...
Ahora con las rusas ya no es lo mismo. Son buenas; están muy bien, pero nada. No hay nada que hacer... No se me levanta. Son demasiado perfectas...

FEDERER, en cambio, no es perfecto. Es humano.
Tiene una chica, una novia de toda la vida. Acaba de tener un hijo con ella.
Es elegante, educado, respetuoso con el contrario, trabajador, un currante.
Y llora, se emociona cuando pierde; y cuando gana. Es humano, demasiado humano.
Te enternece.

Si piensas en otros deportistas como Christiano Ronaldo o Fernando Alonso es otra palabra la que se te viene a la cabeza: gilipollas. Demasiado creídos de sí mismos, esconden su humanidad bajo una máscara de chulería.

¿Y qué decir de Guardiola?
Es educado, elegante, sabe ilusionar a los suyos, es humilde, respetuoso, sabe ganar y sabe perder...
Y llora. Te enternece. Y lo respetas y lo admiras...

De niño me gustaba jugar al fútbol. Era defensa -todo chico tímido y que sea un "manta", y yo lo era, sólo puede ser defensa-; recuerdo el día que robé el balón en mi área, driblé a cuatro rivales, llegué a la portería, disparé y marqué un gol. Fui feliz. En ese momento, en ese lugar.
Cuando estoy en Marrakech, en Atenas, en Washington, en Berlín o en Madrid y paso por delante de un campo de fútbol de tierra y cuatro palos mal puestos donde juegan unos niños con una pelota de cuero cosida y remendada, me detengo y me quedo a mirarlos. Y disfruto.

Vuelvo a ser el niño que fui...

Feto-Guardiola

jueves, 21 de enero de 2010

CONTRA NATURA


Llegó hace siete meses, por primavera.
Desde el primer día, me dejó la piel marcada. No detiene su marcha; su tacto me repugna. Huele a flor de almendro y a carne fresca. Extiende sus garras como diciéndome: no hay excusa, de nuevo serás mía.
Mía, mía…
Y lo sé: no hay escapatoria. Desabrocho, botón a botón, mi blusa. Sudo y callo. Desnuda espero su ataque mordisqueando una manzana, la última que quedaba en la alacena. La mañana se impregna de un aroma ambiguo: «Será la manzana», prefiero pensar.
Ya, ya…
También pienso: al amor, como a la guerra, se va de frente. Asumo mi derrota mientras él se adhiere a mi cuerpo. Ya nada le importa porque ha logrado lo suyo: succiona y goza. De a poco, él va acabando conmigo, como un molusco implacable y fiero. Escupo las semillas de manzana que aún quedaban en mi boca, las que apretaba para no gritar. Y al fin se despejan todas mis dudas: quiero morir por haber dado vida a esta bestia.
Ma má ma má...


Feto-Adela




lunes, 18 de enero de 2010

CIUDADANO FETO: EL MIEDO


LA CINTA BLANCA de Mikael Haneke


Haneke es un director frío, seco; no deja lugar para la esperanza.

Su mundo es cruel y despiadado; no hay salida.

El miedo construye a sus personajes, los aisla, los convierte en marionetas de su pasado.

En la iglesia, en la plaza, en el colegio, educación, respeto, buenas maneras.
En el interior de las casas no hay amor, ni ternura, ni generosidad...

Mentiras sobre mentiras... ¿No es lo que hacemos todos? Mentimos a los demás y nos mentimos. Inventamos excusas para no afrontar con valentía lo que debemos hacer. Ocultamos lo que sentimos y no decimos lo que pensamos hasta que es demasiado tarde... Vivimos en el reino de los malentendidos...

A veces lo podrido sale a la luz. La violencia estalla. El miedo se refleja en la cara desfigurada de un niño torturado...

Sí, hay una pareja de enamorados también; ¡son tan ingenuos! La ternura nos abre una puerta; es como una flor en el lodazal. El arado no puede cortarla; ni siquiera el miedo puede corromperla...

El miedo.

Voy a decir lo que deberían decir los personajes de Haneke si tuvieran el valor de decirlo. Voy a gritarlo:

"¡¡¡ESTOY HASTA LOS COJONES DE TENER MIEDO!!!


Feto-Garci

sábado, 16 de enero de 2010

HAZTEMA XIX. Previsiones inteligentes

A Pedro Contreras, recientemente jubilado de su taller literario El papel en blanco, y escritor de fecunda obra inédita, le escribió su último alumno superviviente, el opositor a Notarías, para decirle que había visto una obra de teatro en un festival estival de su pueblo, en la que el principal defecto que encontraba era que todo era demasiado previsible. Pedro Contreras estuvo dándole vueltas a esa opinión durante una semana y al final se decidió a contestarle. Estimado Manolo, lo que tú encuentras un defecto, en esa pieza teatral... si le das la vuelta como a un calcetín de hilo, podría considerarse hasta un mérito. Precisamente una buena obra es la que crea buenas previsiones en el espectador... No hay nada más imprevisible que una mala obra de teatro o una novela de poco mérito… pues precisamente lo inverosímil, lo arbitrario, lo azaroso, el todo vale, y la búsqueda gratuita y compulsiva de lo original conduce a una imprevisibilidad estéril y a bloquear cualquier expectativa de hacer que la acción y el interés del espectador avancen al mismo tiempo. El buen escritor es el que crea previsiones inteligentes en sus lectores o en su público sin dárselo todo masticado. Así que mejor que evitemos los tópicos resobateados de los críticos... y de los que piensan que en toda obra teatral debe predominar la imprevisiblidad por encima de lo pronosticable, lo nunca esperado por encima de lo factible, lo insólito por encima de lo necesario... pues en ese caso... el lector, que espera atar cabos, se sentiría defraudado, aburrido, estresado con las liebres que salen del sombrero y que le dan gato por liebre. ¿Qué sería de Hamlet si este decidiera perdonar al rey en una partida de póker y quedaran tan amigos? ¿No se defraudarían las previsiones urgentes de venganza que anidan en el espectador desde el primer acto?

Y sin embargo este chusco final, mucho más original que el que se le ocurrió a Shakespeare, fastidiaría al más mentecato.

Feto-olé

lunes, 11 de enero de 2010

CIUDADANO FETO (APÉNDICE): HA MUERTO ERIC ROHMER


"Muchas veces hay que perder para darse cuenta de las cosas"
(Guardiola, entrenador del F.C.Barcelona)

Rompo mi silencio sólo para recordar a Eric Rohmer, esperando que el autoproclamado censor "oficial" de este blog me lo permita...

Pocos han hablado tan bien del amor. Del amor real; no del amor adolescente, estúpido, condenado a fracasar en medio de una realidad egoísta en la que cada uno va a lo suyo. Un amor práctico, el de la vida cotidiana; el amor maduro, ¡qué cojones!

Sus diálogos eran frescos, inteligentes...
Sus personajes femeninos se contradicen: no saben lo que quieren y lo saben perfectamente; ven lo que no quieren y no ven lo que quieren; les das caña y se enternecen contigo, eres amable con ellas y acaban despreciándote; tantas veces te dicen que quieren algo y, en realidad, desean lo contrario; son románticas, pero viven el día a día sin que les suponga ningún problema; se protegen con un caparazón de medias verdades para no tomar decisiones que, tarde o temprano, tendrán que tomar; dan vueltas y vueltas a los laberintos que ellas mismas han construido para retornar, al final, al mismo punto de partida.
Y, aún así, son maravillosas y encantadoras... acabas queriéndolas, aunque nunca llegues a comprenderlas...
Sí, Rohmer conocía jodidamente bien a las mujeres...

Sus películas eran juegos, divertimentos serios que decían mucho más de lo que aparentaban. Disfrutabas de sus sutilezas, su ironía, su inteligencia en un mundo como el nuestro en el que sólo cabe humor grueso, pedantería o cobardía.

Sencillo, simple.

Ha muerto un sabio.

¡Habrá que joderse!

Feto-Garci

domingo, 3 de enero de 2010

Chico Buarque: Construcción


Bueno, aprovecho el año nuevo para introducir un par de canciones de Chico Buarque, porque se podría comparar la construcción y la educación. Véase bajo ese prisma y dará algo en el clavo.

En cuanto tenga u rato escribiré y añadiré aquí mismo la nueva canción del profesor que murió a contramano y entorpeciendo el miércoles... titulada: "educaçao"...

Construção / Deus lhe pague

Chico Buarque
Amou daquela vez como se fosse a última
Beijou sua mulher como se fosse a última
E cada filho seu como se fosse o único
E atravessou a rua com seu passo tímido
Subiu a construção como se fosse máquina
Ergueu no patamar quatro paredes sólidas
Tijolo com tijolo num desenho mágico
Seus olhos embotados de cimento e lágrima
Sentou pra descansar como se fosse sábado
Comeu feijão com arroz como se fosse um príncipe
Bebeu e soluçou como se fosse um náufrago
Dançou e gargalhou como se ouvisse música
E tropeçou no céu como se fosse um bêbado
E flutuou no ar como se fosse um pássaro
E se acabou no chão feito um pacote flácido
Agonizou no meio do passeio público
Morreu na contramão atrapalhando o tráfego

Amou daquela vez como se fosse o último
Beijou sua mulher como se fosse a única
E cada filho seu como se fosse o pródigo
E atravessou a rua com seu passo bêbado
Subiu a construção como se fosse sólido
Ergueu no patamar quatro paredes mágicas
Tijolo com tijolo num desenho lógico
Seus olhos embotados de cimento e tráfego
Sentou pra descansar como se fosse um príncipe
Comeu feijão com arroz como se fosse o máximo
Bebeu e soluçou como se fosse máquina
Dançou e gargalhou como se fosse o próximo
E tropeçou no céu como se ouvisse música
E flutuou no ar como se fosse sábado
E se acabou no chão feito um pacote tímido
Agonizou no meio do passeio náufrago
Morreu na contramão atrapalhando o público

Amou daquela vez como se fosse máquina
Beijou sua mulher como se fosse lógico
Ergueu no patamar quatro paredes flácidas
Sentou pra descansar como se fosse um pássaro
E flutuou no ar como se fosse um príncipe
E se acabou no chão feito um pacote bêbado
Morreu na contramão atrapalhando o sábado

Por esse pão pra comer, por esse chão prá dormir
A certidão pra nascer e a concessão pra sorrir
Por me deixar respirar, por me deixar existir, Deus lhe pague

Pela cachaça de graça que a gente tem que engolir
Pela fumaça e a desgraça, que a gente tem que tossir
Pelos andaimes pingentes que a gente tem que cair, Deus lhe pague

Pela mulher carpideira pra nos louvar e cuspir
E pelas moscas bicheiras a nos beijar e cobrir
E pela paz derradeira que enfim vai nos redimir, Deus lhe pague


Chico Buarque
Composição: Chico Buarque - Daniel Viglietti/1982
Amó aquella vez como si fuese última
Besó a su mujer como si fuese última
Y a cada hijo suyo cual si fuese el único
Y atravesó la calle con su paso tímido
Subió a la construcción como si fuese máquina
Alzó en el balcón cuatro paredes sólidas
Ladrillo con ladrillo en un diseño mágico
Sus ojos embotados de cemento y lágrimas

Sentóse a descansar como si fuese sábado
Comió su pan con queso cual si fuese un príncipe
Bebió y sollozó como si fuese un náufrago
Danzó y se rió como si oyese música
Y tropezó en el cielo con su paso alcohólico
Y flotó por el aire cual si fuese un pájaro
Y terminó en el suelo como un bulto fláccido
Y agonizó en el medio del paseo público
Murió a contramano entorpeciendo el tránsito

Amó aquella vez como si fuese el último
Besó a su mujer como si fuese única
Y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo
Y atravesó la calle con su paso alcohólico
Subió a la construcción como si fuese sólida
Alzó en el balcón cuatro paredes mágicas
Ladrillo con ladrillo en un diseño lógico
Sus ojos embotados de cemento y tránsito

Sentóse a descansar como si fuese un príncipe
Comió su pan con queso cual si fuese el máximo
Bebió y sollozó como si fuese máquina
Danzó y se rió como si fuese el próximo
Y tropezó en el cielo cual si oyese música
Y flotó por el aire cual si fuese sábado
Y terminó en el suelo como un bulto tímido
Agonizó en el medio del paseo náufrago

Murió a contramano entorpeciendo el público

Amó aquella vez como si fuese máquina
Besó a su mujer como si fuese lógico
Alzó en el balcón cuatro paredes flácidas
Sentóse a descansar como si fuese un pájaro
Y flotó en el aire cual si fuese un príncipe
Y terminó en el suelo como un bulto alcohólico
Murió a contromano entorpeciendo el sábado


No muráis a contramano entorpeciendo el Curso.... pero coger una buena baja por migrañas o dolor de espalda, que los interinos necesitamos currar un poco para pagar el subsistir...

sábado, 2 de enero de 2010

Crítica teatral Glengarry Glen Ross de David Mamet


Todavía quedan unos pocos días por si alguien la quiere ver la agria comedia Glengarry Glen Ross, la gran obra de David Mamet de 1984, el alegato contra el capitalismo rapaz y rapiñero, y convertido en triste profecía de lo que hoy sufrimos, en la sala noble del teatro Español.
Desde el principio de la obra uno evoca la versión cinematográfica que el propio Mamet convirtió en guión en 1992, mejorando si cabe el texto teatral. Por el hecho de añadir ese tren que pasa para nadie, símbolo del ciego capitalismo americano, en un ambiente de sofocante diluvio nocturno, y de espacios asfixiantes como la cabina telefónica en donde Jack Lemon pregunta sobre su hija enferma o trata de persuadir a sus clientes para venderles una finca. Y especialmente, por la gran escena del triunfador, Alec Baldwin, que con su avasallador discurso denigra y humilla a los empleados de la inmobiliaria.
Y no solo nos llevan a la película dirigida por James Foley….los gestos y cierta dicción americanizada por los actores españoles, sino más bien las carencias en el ritmo y actuación del presente montaje. Salvo la poderosa actuación del televisivo Gonzalo de Castro que encarna la arrogancia nihilista y manipuladora de Ricky Roma con fuerza y convicción, los demás actores, empezando por el gran Carlos Hipólito resultan precarios, débiles, en la aproximación a sus personajes. El ritmo de las primeras escenas en el restaurante chino resulta lento, plúmbeo, como si la obra no despegara. Se pierden las palabras ruines, inmorales y seductoras del diálogo asimétrico entre Roma y su apabullado cliente, otro de los actores que siluetean bien su papel.
Por lo tanto uno extraña, casi todo el tiempo, el desvalimiento y la orfandad de Jack Lemon cuando trata de adular a sus clientes para venderles fincas, la frialdad imperturbable de Kevin Spacey, lo manejos mezquinos de Ed Harris para involucrar a su compañero en el robo, y también la elegancia sórdida de turbio príncipe de las finanzas encarnado por Al Pacino.
La inmensa y hermosa escenografía de Andrea D´Odorico conspira contra el mundo de cosas pequeñas de Mamet y empequeñece y se traga, como un sumidero, a los actores.

Y a pesar de todo la obra remonta desde la segunda parte, tras el robo de los contactos y el desmoronamiento paulatino de los personajes. Cuando vemos como sus intentos de seducir a sus clientes rebotan en el vacío, como una polilla que se estrellara obstinadamente contra una lámpara. Un gran texto que supo encontrar su mejor expresión en una gran película, poco vista, que en España se llamó, Éxito a cualquier precio, y que no me cansaré de recomendar.
Feto-olé