domingo, 8 de agosto de 2010

HAZTEMA XLIV MUERTE A LOS CUENTACUENTOS



Desde hace unos cuántos años se han puesto de moda los cuentacuentos en los bares y pubs urbanos, y uno entra ahí y un estudiante de farmacia, te endilga un cuento deslavazado sin principio ni fin ( y perdónese el plagio quevedesco), con un envaramiento insulso y una falta de gracia lamentable, en donde mezcla algo de la guerra de sexos, algún traumilla amoroso de la adolescencia con un microrrelato de Cortázar, produciendo un híbrido imposible... Antes a lo más que se atrevía un estudiante de farmacias era a contar chistes verdes a sus amigotes, y ahora, no se sabe de donde han germinado estos subproductos orales urbanos recreativos y este afán presuntuoso de cualquiera de ser el muerto en el entierro y la novia en la boda, acaso como una moda exportada de la televisión y de los monólogos de sal gorda de los humoristas, los nuevos juglares cazurros de la modernidad.
Al final, los españoles, se lamenta esta empresa con su habitual sentido común elegíaco, vamos a perder aquello que más nos unía y homogeneizaba a vascos, gallegos, murcianos, burgaleses, canarios y madrileños, frente a los deshinibidos americanos del Norte o del Sur, que es, verbigracia: nuestro ancestral, sagrado y severo sentido del ridículo.

sábado, 7 de agosto de 2010

HAZTEMA XLIII LA POLILLA




El rostro de Lucio Contreras, primo del eximio escritor inédito, Pedro Contreras y responsable del taller literario menos numeroso en el barrio de Arganzuela, se animó de pronto en aquella Comedia de capa y espada, en un montaje frío, litúrgico, desangelado y moderno de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, cuando hizo su aparición una polilla dándose un voltio encima de las cabezas de los actores.
La polilla volaba como desganada entre los blancos focos cenitales, las estocadas contrahechas, los versos dichos con laxitud posmoderna, los hombros hieráticos, las miradas intensas, entre los apartes cínicos de los graciosos, los vibrantes monólogos de honor y las inflexiones trágicas y medidas de las actrices, y sobre los paralepípedos de madera que los actores movían para sugerir cada vez un espacio más conceptual e indeterminado.
Parecía enteramente de otro mundo, tan ajena a los lances de la función. Y sin duda sabía, la muy sabia, chupar escena a base de bien. Su indiferencia proverbial a los versos sonoros de Calderón que los actores recitaban con la boca llena de saliva y una salmodia deconstruida, la convertían en una especie de espíritu maligno.
Aquella polilla triste era tan terriblemente real y atroz sobre el escenario, que todo parecía una excusa banal para que ella se paseara con su indiferencia cansina sobre el esqueleto polvoriento de nuestro teatro clásico.

jueves, 5 de agosto de 2010

TALLER LITERARIO VI VARGAS LLOSA y LOS STREAPPERS




Vargas Llosa compara a los escritores con el noble oficio de los streappers. Aunque en realidad, define, con un símil no menos brillante que oportuno, a los escritores como streappers inversos. ¿Que será eso tan retorcido y abstruso se preguntará desganado nuestro resignado lector estival?
Los streappers empiezan vestidos y al final se van quitando toda la ropa, con su cosita de gracia, lujuria impostada y picardía descafeinada, mientras que los escritores empiezan desnudos y perplejos, y al final acaban vestidos hasta el último pelo de la cabeza. De la forma en que se vista cada uno, de la exuberancia o austeridad de las prendas que se ponga encima, el estilo resultará sobrio o recargado, antiguo o moderno, sencillo o sofisticado. Incluso algunos serán como esos hombres o mujeres de naturaleza espartana que siempre se visten con la misma ropa y se calzan los mismos zapatos, previsibles hasta la náusea en su estilo y naturaleza.
Sin duda el pudor es un enemigo que siempre acecha al escritor, pero la falta absoluta y casi desquiciada de pudor de algunos no garantiza la genialidad ni la obra maestra, pues a veces solo produce subproductos morbosos que hacen bostezar a la abuela y que no sirven ni para que se hagan una pajilla insulsa y precoz los colegiales del último curso de primaria
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