sábado, 26 de junio de 2010

TALLER LITERARIO III GODOT



Toda obra de arte que no recuerda en parte la realidad resulta por lo general mecánica y artificiosa, y si la recuerda demasiado resulta paradójicamente falsa, mecánica y anodina. El espejo de Stendhal debería llenarse de vaho, perfume y de herrumbre para que la obra de arte tuviera una consistencia propia….pontificaba Pedro Contreras a sus tres alumnos supervivientes en el taller literario "El papel en blanco" del barrio de Arganzuela.
-¿Está de acuerdo con lo que vengo diciendo, Matías?
-Pues no sé… a medias…. Y un cuadro abstracto ¿¿¿en qué recuerda a la realidad si se puede saber???… No nos decía ayer que el arte es…. No me sale ahora la palabra….
-Inmanente.
-Eso.
-¿Y?
-… y que crea un objeto autónomo…
- …. Sí, pero no tan autónomo e inverosímil como un txalapartero en Alaska que no sea en parte parte de la realidad…
- ¿Y qué tiene de real un cuadro abstracto de Tapies o Esperando a Godot?
-Dejemos el gremio de la pintura por imposible, pues como decía Picasso cuando era un niño quería pintar como Velázquez y ahora que soy Velázquez quiero pintar como un niño y los niños ya sabemos que son caprichosos e iconoclastas.
Y con respecto a Esperando a Godot es la obra más realista que conozco, casi hiperrealista diría, pues el ser humano desde que se levanta hasta que se acuesta se pasa esperando cosas sublimes que nunca llegan: la felicidad, la armonía, la belleza, la subida del sueldo, el amor ideal que son tan abstractos e inmateriales como un cuadro de Tapies o como el hijoputa de Godot que no comparece ni aunque le toque la lotería.

miércoles, 16 de junio de 2010

TALLER LITERARIO II



Observen esta foto del semáforo en rojo con el cartel abajo. ¿No les parece un prodigio de redundancia semiótica? ¿Padecerán los habitantes de esta ciudad la epidemia del sueño que nos relata García Márquez en Cien años de soledad y que les obligaba a los macondenses a poner debajo de un botijo botijo y al lado de un peine peine por si se les iba el santo al cielo? ¿Habrán olvidado el significado del color rojo los conductores de esta población y necesitarán de una glosa aclaratoria? ¿Y qué ocurrirá cuando se les olvide el significado de las palabras, las sílabas y las letras? ¿Tendrán que añadir un dibujo dramático de un coche pasando en rojo que se lleva por delante a una viejecita bondadosa?
Se recreaba Pedro Contreras en su taller estival del barrio de Arganzuela ante sus tres alumnos supervivientes explicando esta fotografía.
-Fíjense que hoy la redundancia es el signo inequívoco de nuestro tiempo. Ante un videoclip verán cuantas veces se repite la misma imagen de forma obsesiva como si nos golpearan con un bastón. Vayan a ver una película española y se darán cuenta de que solo toca los conflictos de pareja de treintañeros apuestos y adinerados y algo pasadillos de copas o coca. Escuchen a un político y observarán cómo repite las mismas palabras ad nauseam como si las mugiera o lean una noticia en diferentes periódicos de Internet y advertirán que todas dicen lo mismo con las mismas palabras y la misma alegría impresionista.
Y todo esto a mí me recuerda al chiste famoso del loco ese que escribió una novela titulada Caballos salvajes sin usar un sola palabra y usando solo la misma. Pues desde la página 1 hasta la 326 decía: Tacatá tacatá tacatá tacatá, Tacatá tacatá tacatá tacatá Tacatá tacatá tacatá tacatá Tacatá tacatá tacatá tacatá hasta el último párrafo que era coronado con un inesperado Soooooo!!!!
Para convertirse en buenos escritores es importante saber fabricar rumbosas y alegres redundancias. Les doy un minuto para que compongan una joyita.
¿Ya la tienen?-carraspeó el profesor impaciente-¿Tiene usted la suya, Matías?
-Creo que sí.
-¿La puede leer?
-La joven adolescente con su cara llena de granitos miraba con sus propios ojos abiertos a su pequeño ombliguito redondo moverse sobre su vientre en donde lucía un diminuto piercing brillante.
-No está mal, para empezar, como principio de un manual de autoayuda.

HAZTEMA XXXIV EL ESPAÑOL BOSTEZA



Pedro Contreras, en la estival sobremesa de una casa de comidas, le contaba a su primo, el profesor de secundaria del Instituto de Arganzuela, que cuando era niño lo único que comentaban de los poemas era la métrica... que había que llenar los poemas de palotes e ir a la caza de diéresis y sinéresis y hemistiquios y encabalgamientos y cesuras... y sinalefas (y encima estas las hacían los poetas cuando les salían del forro de los calzones), -Y valga la redundancia, añadió, el profesor con un brillo vidrioso en sus ojos soñolientos, aunque Pedro Contreras no cogió el lado obsceno de su chiste...-por lo de sina-lefa... le aclaró carraspeando serio, su primo. -Esa palabra no la puedo decir en clase ni en pintura, porque se me arma un alboroto de tres mil pares de cojones, dijo, mientras se hurgaba con el palillo a la caza de una fibra de conejo al ajillo, y a Pedro Contreras la dentadura de su primo le recordó de pronto las barritas simétricas para medir los versos de sus comentarios escolares.
-Luego de adulto supe que los poetas no cuentan los versos con los dedos para medir los poemas, con lo cual, todo aquello fue una miserable pérdida de tiempo.
-Es que no hay tantas cosas útiles que enseñar en este mundo como para llenar cuatro horas de clase a la semana.- puntualizó su primo con un bostezo de bisonte agonizante que mostraba sus dientes como un endecasílabo perfecto.

domingo, 13 de junio de 2010

HAZTEMA XXXIII BOSTEZOS

El primo de Pedro Contreras, Luciano Contreras, hombre de vasta cultura con uve y no menos bagaje literario y bastante aficionado a la poesía, no acudía por lo general a las conferencias y homenajes sobre y de (respectivamente) los poetas excelsos, vivos, muertos, jóvenes, viejos, seniles, catalépticos, parapléjicos, talluditos, o resucitados. Pues enseguida las arduas disquisiciones eruditas de los ponentes palidecían y se hacían remotas, convirtiéndose en una salmodia lejana... ante muchas de las bellezas juveniles y rotundas que se encontraban por doquier. Así se quedaba mirando a una morena que esbozaba una coleta atormentada detrás de otra, y la cotejaba con una rubia de perfil travieso que dejaba rebotar sus deditos blandamente ante su encantadora boca bostezante o sus ojos se posaban en una muchacha de pelo castaño y sedoso que dejaba caer su mejilla en una inclinación tierna al mismo tiempo que anotaba aplicada impresiones en una libretita… mientras en el aire flotaban palabras como metáfora visionaria, versículo febril, rica intertextualidad, exquista depuración, búsqueda afanosa de la inmanencia poética.
Como siempre, esta empresa opina... que la vida le da una patada en la entrepierna a la literatura y la deja K.O al primer asalto.

sábado, 5 de junio de 2010

TALLER LITERARIO I




Pedro Contreras para aliviar el tedio agostero, decidió matricularse en una academia de guiones cinematográficos en el barrio de las Huertas. Prometían en un curso intensivo de tres días convertirte en un ducho guionista curtido en golpes de efecto, puntos de ataque de vértigo, subtramas de aúpa, finales abiertos de muy señor mío... elipsis magistrales y paralipsis soberbias, climaxes de quitar el hipo, flashes- backs memorables, y macguffines como la copa de un pino y muchos otros palabros que no le decían nada.
El primer día de clase, el profesor argentino, un joven barbilampiño con unas gafas de concha polícroma y una camisa más verde que un prado asturiano, y que no representaba más de 22 años, les planteó un dilema arduo.
-¿Es el guión, acaso, un género literario?
Tras un silencio y un muro de entrecejos fruncidos, se oyó...
-A-ca-so-dejó caer una señora fondona aclarándose la voz nerviosa en una risilla de carraspeo tosferinoso.
Los asistentes fueron balbuceando algunas reflexiones... vagas y tímidas, ante las miradas calmosas del joven profesor.
-Pues a medias....musitó una chica de melena entrecana que le tapaba como a la Eva del Génesis dos tercios de su cuerpo...
-¿Por qué a medias?-le miraba el profesor con una mirada risueña de suave aire presuntuoso.
-Porque, bueno...muchos guionistas han sido novelistas o dramaturgos y algo se les habrá pegado...digo yo...
-Algo se les pegará... sí... ¿Qué pensáis los demás?-giraba su cabeza de un lado a otro, benigna y pedagógica, como un ventilador
A Pedro Contreras... le pillaba aquella polémica imprevista a contramano y no era capaz de hilvanar una idea potable.
-Pues no es un género literario.. ¿y sabéis por qué???????-sentenció el profesor con una mirada iluminada.
Todos esperaron la respuesta tras una larga pausa pedagógica del profesor en que se oyeron dormirse hasta las moscas.
- Pues porque no hace falta poner adjetivos, los adjetivos los pone la cámara o la expresion del actor...¿no creeis? ¿De qué sirve que el guionsita ponga amanecer brumoso o se derrama su perfumada cabellera pelirroja sobre su tierno pecho.... si los fotogramas son inodoros e intangibles, si la actriz se niega a teñirse de pelirrojo y le da por llevar el pelo rapao o si al director le sale de sus santos cojones que la película se ruede por la noche y sin niebla....pues sale más barato...así que, hacedme el favor, olvidaos de la literatura... os guardáis vuestros adjetivos bonitos y vuestras metáforas brillantes y vuestras frases decorativas en el bolsillo de la campera... un guión no es un género literario.... es simplemente un artefacto, el motor para poner en marcha una película...
Pedro Contreras pensó que si los guionistas escribieran los guiones como los poetas los sonetos, otro gallo nos cantara, y no tendríamos que aguantar ese aluvión de bodrios cinematográficos, esos diálogos planos, neutros y vacíos de tantas películas, inodoros, incoloros e insípidos... pero no se atrevió a manifestarlo, porque la mujer de la larga melena entrecana se volvió para pedirle un bolígrafo y le regaló una sonrisa prometedora.