sábado, 13 de marzo de 2010

HAZTEMA XXIII CATEDRALES DE LA MODERNIDAD



Las instalaciones minimalistas de materiales pobres de derribo, hechos con sacos, cáscaras de huevos, plásticos chamuscados y chatarrra, salen por un ojo de la cara, mucho más caras que las esculturas de Miguel Ángel hechas con materiales nobles... cuando se exponen en el Guggenheim de Bilbao o el Reina Sofia de Madrid o en la Tate Modern Gallery o en el Moma newyorquino, pues en dichos lugares el metro cuadrado construido y recalificado vale su peso en oro. Así que el famoso urinario de Duchamp arrancado de cuajo de un retrete de una estación, expuesto en el Lourve, es mil veces más caro que el váter de la Reina de Inglaterra en Buckinham Palace o que el lavabo de oro de Onassis en su yate o que todos los urinarios del Vaticano juntos. Contradicciones de la posmodernidad. Con materiales de vertedero se contruyen las catedrales suntuarias del arte moderno en donde lo fundamental es el envoltorio. Como si nos dieran un caramelo lleno de mierda envuelto en un papel rutilante y perfumado.
Feto-olé

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