El dramaturgo, que en paz descanse, hace ya tiempo que ha sido reemplazado por esa figura tan difusa que es el teatrero, hombre o mujer polivalente donde los haya, normalmente un actor mediocre, que se encarga de escribir el texto a partir de sus vivencias y aspiraciones teatrales fustradas, encarnar esquizofrenicamente casi todos los personajes de rabiosa actualidad, poner los focos, y buscar los cuatro trastos de su función y mandar un correo entusiasta todos sus amigos teatreros y parientes no tan teatreros para que vayan a ver su montaje en una sala alternativa en donde no se puede bailar ni la jota, porque te llevas un foco por delante y el respaldo de la silla, para más inri, se te clava en el occipucio. Normalmente son textos pretenciosos con suaves licencias a la progresía, salpicados de chistecillos gruesos, situaciones metatreatales anodinas donde las haya, conflictos de parejas de hecho o de deshecho, y reflexiones sicalípticas de alto calado, que producen vergüenza ajena a la madre y a la abuela y a toda su familia y allegados de su creador.
Es verdad que a lo largo de la historia ha habido ejemplos eminentes de autores volcados en la práctica escénica, desde Shaskeapeare a Dario Fo, desde Moliere a Brecht, desde Lope de Rueda a Els Joglars...... aunque han sido mayor el número de dramaturgos que se han movido extramuros de las escena, y cuyo mayor vínculo era enamorarse platónica e improductivamente de una actriz....”
.....todo esto se lo leía Pedro Contreras en un periódico ultraconservador.. nada afin a su bagaje ideológico... y se lamentaba de encontrar ahí un articulista fino y punzante, en ese periódico tan facha, que le leyera el pensamiento... Y durante cinco minutos, pensó, si su sentirse de izquierdas hacía aguas de pronto.
Es verdad que a lo largo de la historia ha habido ejemplos eminentes de autores volcados en la práctica escénica, desde Shaskeapeare a Dario Fo, desde Moliere a Brecht, desde Lope de Rueda a Els Joglars...... aunque han sido mayor el número de dramaturgos que se han movido extramuros de las escena, y cuyo mayor vínculo era enamorarse platónica e improductivamente de una actriz....”
.....todo esto se lo leía Pedro Contreras en un periódico ultraconservador.. nada afin a su bagaje ideológico... y se lamentaba de encontrar ahí un articulista fino y punzante, en ese periódico tan facha, que le leyera el pensamiento... Y durante cinco minutos, pensó, si su sentirse de izquierdas hacía aguas de pronto.
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