domingo, 8 de agosto de 2010

HAZTEMA XLIV MUERTE A LOS CUENTACUENTOS



Desde hace unos cuántos años se han puesto de moda los cuentacuentos en los bares y pubs urbanos, y uno entra ahí y un estudiante de farmacia, te endilga un cuento deslavazado sin principio ni fin ( y perdónese el plagio quevedesco), con un envaramiento insulso y una falta de gracia lamentable, en donde mezcla algo de la guerra de sexos, algún traumilla amoroso de la adolescencia con un microrrelato de Cortázar, produciendo un híbrido imposible... Antes a lo más que se atrevía un estudiante de farmacias era a contar chistes verdes a sus amigotes, y ahora, no se sabe de donde han germinado estos subproductos orales urbanos recreativos y este afán presuntuoso de cualquiera de ser el muerto en el entierro y la novia en la boda, acaso como una moda exportada de la televisión y de los monólogos de sal gorda de los humoristas, los nuevos juglares cazurros de la modernidad.
Al final, los españoles, se lamenta esta empresa con su habitual sentido común elegíaco, vamos a perder aquello que más nos unía y homogeneizaba a vascos, gallegos, murcianos, burgaleses, canarios y madrileños, frente a los deshinibidos americanos del Norte o del Sur, que es, verbigracia: nuestro ancestral, sagrado y severo sentido del ridículo.

1 comentario:

  1. Muy bueno, querido FEtolé. Ere un maeztro culturá. Cráneo previlegiao. Sardanápalo de palo. ínclito eperto en materia literaria. Jaziendo nor a tu nombre, problamo: eleeee, y oléeeeé, y otra vez eleeeeeeeeee. Que dió te bendiga.

    F Malayo

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