Menos mal que Jesucristo fue ágrafo, porque sin escribir una sola palabra ha tenido una tribu innumerable de exegetas y una bibliografia desorbitada saecula saeculorum y que ha dado cuerda para rato. ¿Qué hubiera pasado si le hubiera dado por escribir una sola frase... o componer un soneto petrarquista a María Magdalena... o un villancico navideño a San José, o una sátira en tercetos a los mercaderes del templo…. o por quedar que no quede, hasta un melodrama rural, o una novela saga de gran aliento sobre las doce tribus de Israel o recitar un epitalamio en las bodas de Caná... o un libro de autoayuda para el ladrón bueno... o no digamos ya.... escribir sus memorias... Les hubiera dejado sin trabajo a San Marcos, San Lucas, San Juan y San Mateo y el Vaticano sería una enorme biblioteca y el Papa el bibliotecario mayor... y no hubiera dejado sitio ni para Cervantes ni Pérez Reverte....
sábado, 2 de octubre de 2010
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O todo lo contrario. A lo mejor habría pasado desapercibido.
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