domingo, 14 de noviembre de 2010

FÁBULAS CERDUNAS




El cerdo rapsoda encontró escrito en unas servilletas manchadas de crema y migas de bizcocho estas palabras escritas con letra apresurada firmadas por un tal feto-olé. Se las gruñó a sus hermanos congéneres mientras hozaban en el barro despanzurrados.
Esta empresa de vez en cuando escucha a algunos críticos y estudiosos alumbrados de la literatura moderna reflexiones de este calado: Como que al escritor actual ya no le queda más remedio que escribir Metaliteratura pura y dura, que ya no tiene sentido escribir una narración que cuente batallitas, una novela con asunto y tema, una obra de teatro con personajes y un conflicto consistente y reconocible, y por tanto se establece el dogma de que la literatura si debe ser algo, es meramente autorreferencial, como si hubiera perdido de pronto su jugo, y por tanto su capacidad de representación del mundo, y se convirtiera en un mero artefacto o entelequia para filosofar sobre la propia Literatura con mayúsculas, como el hombre que al borde de un precipicio grita su nombre para escuchar el eco cada vez más debil de su voz.
Un poco cortos de miras deben ser aquellos escritores, que no ven una historia posible tras la silueta derrotada de un anciano, tras una belleza adolescente, anónima y baudelarina, que uno se cruza en un paso de cebra, o detrás de una tez oscura, unos ojos temerosos, que habla en una lengua ininteligible, y que se sienta en el metro, con una especie de pudor ensimismado o para simplificar en un gato subido a un árbol. La realidad, es tan rica y se renueva a cada instante, muy por encima y por delante de la inventiva limitada de los genios y sus delirios egometaliterarios.
¿Qué es eso de la metaliteratura?- preguntó uno de los cerdos mientras masticaba barro.
-Es algo así como tirarse un pedo después de haber comido un montón de desperdicios y quedarse uno oliéndolo hasta que deje de oler o incluso seguir oliéndolo cuando ya no huele.-pontificó el cerdo rapsoda.
Y entonces el cerdo rapsoda engulló la servilleta de un solo bocado mientras todos reían sin saber muy bien por qué.

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