Después de un microcuento hueco y vacío sin ningún talento ni gracia, soso y aburrido de un tal Sir Feto V, que en ninguna de sus obras escritas o por escribir alcanza la categoría de escritorzuelo de segunda -alguien tenía que decírselo-, y después de la palabrería sensiblera, agotadora, pesada de los Feto-Garci y Feto-Guardiola que ya cansan, joder, ya cansan con tanta chorradita -alguien tenía que decírselo también-, es hora de que veamos y disfrutemos de artistas de verdad.
Aquí los tenemos.
Aquí los tenemos.
Más información sobre ellos en:
Es cierto, Feto-Hyde que al microrrelato en cuestión le falta una pizca de ese estilo que engrandece a los grandes maestros, quizás un miserable adjetivo o una de esas rimbombantes subordinadas que nos extasían a nosotros, los lectores nobiliarios y hechos y derechos. Tal vez los personajes no estén del todo redondeados y que la frase final necesite un tanto más de talento, es cierto, estoy contigo. Pero convendrás que la fotografía del mejillón da como unas ganas locas de aislarse en el servicio y de agarrarse la polla a dos manos, así. Y eso sí que merece la pena.
ResponderEliminarFETO-IDO
Ahora que me fijo, tienes razón.
ResponderEliminarEn fin, al menos, el patético escritor, lamentable especimen de nuestra profesión sabe elegir fotos. Algo es algo. Podría dedicarse a eso...
Voy a hacerme ahora mismo una paja en su honor...
Feto-Hyde.
Estimados fetos:
ResponderEliminarEstoy indignadísimo con vuestra poca comprensión a la hora de valorar una obra de arte. Me llevó largas horas de meditación y sesudo análisis de las frases, hasta el punto de que estuve a punto de tirar la toalla, tan exasperado me encontraba. Les ruego lean con detenimiento, retirando la paja del grano para llegar al meollo de la cuestión. Por otro lado no entiendo que algún lector incapaz haya caído en el letargo del aburrimiento, cuando el estilo es fotográfico y no ofrece dificultad alguna. Confieso que no es una obra al uso (a Dios gracias), y que exige al lector una concentración fuera de lo común, como los escritos de un Musil, un Mann (padre), un Joyce o un Proust, por decir algunos, pero una vez se rompe la barrera de lo extraño, ese distanciamiento brutal de estilo y forma, nos adentramos por laberintos y pasadizos sin salida que nos acerca a verdades universales, sólo imaginadas por un Schrödinger encaprichado por gatos invisibles. Por favor, atreveros a transitar estos universos paralelos, repito: pa-ra-le-los. Quizás encontréis en esta narrativa cuántica alguna razón para vivir, y os dejéis de pajas mentales.
Sir Feto V