Para Lourdes Sandoval
Siento que en tu nombre cabe todo
el aire la tarde y las corolas
y el rumor tardío de las olas
y las huellas holladas en el lodo.
Se me agranda tu nombre de tal modo,
que en la boca lo llevo desbocado,
entre mis dientes cruje maltratado,
me sale a borbotones por los codos.
Tu nombre me lo encuentro a cada rato
paseando por las calles y los muros
luciendo en neones y cornisas
guiñándome un ojo en tu retrato
dormido entre las frondas de lo oscuro
quemándome por dentro la camisa.
En este soneto, que La crítica literaria Lourdes Sandoval, encontró dentro de un libro de cocina con algunas manchas de grasa sobre las metáforas más pretenciosas y los ripios más insufribles, halló la crítica Sandoval un nuevo motivo de ensañamiento literario contra su exmarido, un famoso dramaturgo (al que ninguneó en uno de sus manuales recientes) y que le había abandonado por una actriz de medio pelo. Leyó el soneto en alto, lentamente, para valorar lo mal puestos que estaban los acentos, y cada verso se le hacía insufrible, como si le clavaran un alfiler roñoso en el hígado. Pero lo que más desazón le producía era ese primer verso insensato.
Siento que en tu nombre cabe todo
el aire la tarde y las corolas
y el rumor tardío de las olas
y las huellas holladas en el lodo.
Se me agranda tu nombre de tal modo,
que en la boca lo llevo desbocado,
entre mis dientes cruje maltratado,
me sale a borbotones por los codos.
Tu nombre me lo encuentro a cada rato
paseando por las calles y los muros
luciendo en neones y cornisas
guiñándome un ojo en tu retrato
dormido entre las frondas de lo oscuro
quemándome por dentro la camisa.
En este soneto, que La crítica literaria Lourdes Sandoval, encontró dentro de un libro de cocina con algunas manchas de grasa sobre las metáforas más pretenciosas y los ripios más insufribles, halló la crítica Sandoval un nuevo motivo de ensañamiento literario contra su exmarido, un famoso dramaturgo (al que ninguneó en uno de sus manuales recientes) y que le había abandonado por una actriz de medio pelo. Leyó el soneto en alto, lentamente, para valorar lo mal puestos que estaban los acentos, y cada verso se le hacía insufrible, como si le clavaran un alfiler roñoso en el hígado. Pero lo que más desazón le producía era ese primer verso insensato.
Siento que en tu nombre cabe todo
su propio nombre que odiaba con toda su rabia desdichada, y que le concedía el privilegio hiperbólico de abarcar toda la realidad, ahora que su marido se había liado con Emma Santruejo, una actriz que le había camelado al hacer de gimnasta ucraniana en una de sus obras. Y a pesar de que detestó cada una de esas palabras impetuosas, no tuvo fuerzas para romperlo.
La empresa le pide que se solidarice con nuestra frustrada heroína, o sea, que le eche una mano a Lourdes Sandoval, y que haga lo que ella no tuvo fuerzas ni ganas ni arrestos para hacer. Que lo imprima o lo rompa o que escupa contra él, contra cada uno de sus catorce versos insensatos. Total usted no tiene nada que perder. La empresa le recomienda que no lo lea muchas veces no sea que le coja el gusto a sus ripios y a sus hipérboles desquiciadas, y se quede tan paralizada como la crítica Lourdes Sandoval, destinataria de este poema. Y si le coge el gusto guárdelo para mandárselo a la compañera de trabajo que le pone por San Valentín. Igual le allana el camino para echarle un polvo invernal el año próximo.
La empresa le pide que se solidarice con nuestra frustrada heroína, o sea, que le eche una mano a Lourdes Sandoval, y que haga lo que ella no tuvo fuerzas ni ganas ni arrestos para hacer. Que lo imprima o lo rompa o que escupa contra él, contra cada uno de sus catorce versos insensatos. Total usted no tiene nada que perder. La empresa le recomienda que no lo lea muchas veces no sea que le coja el gusto a sus ripios y a sus hipérboles desquiciadas, y se quede tan paralizada como la crítica Lourdes Sandoval, destinataria de este poema. Y si le coge el gusto guárdelo para mandárselo a la compañera de trabajo que le pone por San Valentín. Igual le allana el camino para echarle un polvo invernal el año próximo.
Feto-olé
Pos a mi si me mandan un sonetuco como ese donde me dice mi pibe too guapo que mi nombre se lo encuentra en toos laos... hasta en el palomino de los gallumbos y que lo lleva en la boca que no le cabe como yo cuando tengo hambre y me como el donus d e chocolate de dos zampáas... y encima me lo escribe el tio ese megamazomacizo que esta ahí con todo el pecho a cuerpo gentil y la sobaquera aireá tirao en el suelo y dispuesto a too... vamos y que si encima me lo manda por San Valentin... vamos que , chaval, te lo juro, chaval, que , chaval... que me derrito y que si me quiere para ir a mayores yo voy a mayores mayormente...y punto.
ResponderEliminarVanessa Sobrado
Se me había olvidao decir que el texto no se entiende muy bien. Como hace tiempo que no posteo pos falta de práctica..
ResponderEliminarVanessa Sobrado