Decía Oscar Wilde que la tragedia de los otros siempre tiene algo de ridículo para los demás. Esta frase le inspiró al eximio escritor inédito, Pedro Contreras, el siguiente cuentecillo macabro.
Un hombre de edad mediana, de estatura mediana, y de peso mediano, y casi todo mediano, se tiró a la vía del tren para que este le arrollara no con mediano éxito precisamente. Una señora que iba de pie, algo agobiada, dijo resoplando:
Un hombre de edad mediana, de estatura mediana, y de peso mediano, y casi todo mediano, se tiró a la vía del tren para que este le arrollara no con mediano éxito precisamente. Una señora que iba de pie, algo agobiada, dijo resoplando:
-Vayas horitas de tirarse que tienen algunos. Se me van a pegar las lentejas.
Hay algunos suicidas aguafiestas que tienen tan mala suerte de provocar el fastidio instantáneo en los demás, cuando deciden tirarse a la vía del tren en horas puntas. Todo suicida debería saber que si hay una fuerza que mueve o paraliza el mundo es la indiferencia de los otros .
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