En un museo de provincias todos los cuadros, consolas, alfombras, tapices, búcaros, y demás enseres eran descritos por una guía madura, como objetos con mucho carácter.
La empresa admira esa capacidad de síntesis de los guías de arte y a veces se siente abrumada por las mil matizaciones sutiles de los teóricos y críticos literarios. ¿¿¿Para cuándo una etiqueta tan sustanciosa y abarcadora para describir un poema, una comedia de enredo, o un relato metaliteraio.??? Es un poema surrealista con mucho carácter, se podría decir, o una adaptación de Hamlet con mucho carácter o un microcuento con mucho carácter, etiqueta que no dejaría insatisfecho ni a los lectores ni al autor, ni mucho menos a esta empresa, a la que le aburren hasta los tuétanos, ya, los tiquimiquis estilítiscos, florituras psicoestéticas y melindres sociopragmáticos, que se les busca a las obras literarias y la legión de Harold Blooms que le salen a Shakespeare o al Quijote como una manada de moscas cojoneras zumbándole las pelotas a un toro salvaje. (La empresa casi lamenta a veces la ramplonería rampante de sus metáforas zoológicas, aunque promete revisarlas en futuras ediciones, para ver si siguen encajando o se quedan obsoletas y se caen como brevas maduras por su propio peso.)
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