martes, 6 de julio de 2010

HAZTEMA XXXVII SÍNDROME DE STENDHAL




Unos científicos españoles han descubierto que una sección del lóbulo izquierdo del cerebro se activa ante las obras de arte y es donde parece que radica el deleite en la contemplación estética, una especie de erección psico-bulbo-cerebelo-estética-motora. El escritor francés Stendhal debía tener esta parte más pelada que el frenillo de un orangután en la edad de las pajillas, pues cuenta la leyenda que padecía frecuentes desmayos y éxtasis cuando visitaba las basílicas floretinas y los museos papales, literalmente rendido a base de vahídos y alferecías ante la belleza de las esculturas y pinturas en la Galería de los Oficios y en la basílica de Santa Cruz, y ante los pasamanos de las escaleras papales, lo que se dio en bautizar como el síndrome de Stendhal, y que, por lo visto, no legó a ninguno de nuestros escolares ni turistas japoneses, pues cuando estos acuden en masa al museo, caminan entre cuadro y cuadro, con un aburrimiento impasible y con un bostezo gigante que les engorda en la boca, como si la contemplación de los cuadros les sumiera en un limbo neutro de sopor. Esta empresa piensa, acaso temerariamente, que habría que crear un Stendhal clónico para dar mayor lustre a nuestros museos, menoscabado por el trasiego de tantos y tantos escolares y japoneses bostezantes.

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