miércoles, 7 de julio de 2010

TALLER LITERARIO V LITERATURA DE RETRETE




Nunca un ateo lapidó a una adúltera
Nunca un ateo quemó a una bruja.
Nunca un ateo erigió un templo de la discordia.
Nunca un ateo aterrorizó a un niño con visiones del infierno.
Nunca un ateo mutiló el sexo fresco de una mujer.
Nunca un ateo levantó muros para separar los barrios de las ciudades.
Nunca un ateo negó los placeres más necesarios, más hondos y más puros.
Nunca un ateo masacró ciudades ni derribó torres ni hizo estallar trenes.
Nunca un ateo enturbió con sus amenazas terribles el sueño de los justos.
Nunca un ateo escribió una sola palabra oscura que encerraban la semilla de la muerte.

Pedro Contreras, les leyó este poema a sus cuatro alumnos supervivientes del taller El papel en blanco, la empleada de Halcón Viajes, la viuda de guerra, el informático en paro, el periodista ahora opositor a notarías, aprovechando que esa tarde se incorporaba una alumna joven muy guapa entrampada en la timidez inocente de su primer día de clase.
-Fijense que este poema lo encontré en un retrete de la estación de Atocha escrito en la puerta con letra atormentada. ¿Qué les parece? ¿Qué aroma les llega del mismo? ¿Que les gusta?-preguntaba excitado y en cada pregunta sus ojos rebotaban como una polilla contra una lámpara en la belleza serena y apocada de la nueva alumna.
-Pues más bien un pelín repetitivo... y que parece que los ateos son unos santos-dejo caer la viuda de guerra con su desparpajo sin complejos.
-Muy bien. Incluso nos serviría de título, si bien un tanto maniqueo. Los ateos son unos santos.-dijo el profesor por decir tratando de que la belleza rotunda de la nueva alumna no le absorbiera las pupilas como un agujero negro.
-¿Y a usted Fernández que le gustó?-le preguntó al periodista y opositor a notarías-¿no le parece que tiene el estilo como una cierta severidad administrativa?
-A mí pues me gustó todo en general y nada en particular.
-Muy política su respuesta. Cuando sea periodista le van a encargar las crónicas del parlamento.
-¿Alguien más?
La alumna nueva levantó con deliciosa languidez un dedito indeciso.
-Sí, diga, sin miramientos.-carraspeó Pedro Contreras y al momento le pesaba como una losa su rígido aire profesoral.
-Pues a mí me ha llamado la atención como su aire bíblico... ¿no?
Pedro Contreras miró embelesado a su nueva alumna. Al momento se la imaginó encima de sus rodillas leyendo ambos a dos manos el Cantar de los Cantares mientras el aire de la almena esparcía sus cabellos y hacía mecerse los cedros y él le embadurnaba los labios de jugo de granada y dátiles mesopotámicos.
-Muy ingeniosa-su respuesta.. carraspeó y enrojeció intimidado por los pacíficos ojos fijos de la nueva alumna. Para disimular su embarazo se dirigió al estudiante de informática. ¿Queda usted Gregorio, por darnos su visión?
-Pues a mí... a mí... a mí-profirió con su tartajeo nervioso acaso afectado por la cercanía de la nueva alumna...A mí lo que .. más curi-oso-- más-me -me ha sorpren-dido.. es lo-lo bien.. que ese po-poeta ano-ninimo del retre-retre-retre... re-tre-tre
-¡¡¡¡¡RETRETE!!!! -zanjó la viuda de guerra.
-Eso, retrete...de Atocha… lo bien que emplea la fi-gura esti-lísti-ticas de- la anáfora.
Pedro Contreras le lanzó una mirada esquinada y turbia que anunciaba una de sus frases implacables. La alumna nueva le dio una palmada en el hombro como si le felicitara no tanto por su valoración, sino por haber terminado su frase al fin tras ese traqueteo interminable de tartajos.
-Definitivamente, Gregorio, sus profesores de literatura de la LOGSE le estragaron el gusto con zarandajas, insulseces y requilorios, y lo han anulado casi del todo, para valorar los altos, chispeantes y tronantes vuelos líricos y la plácida fluidez de la buena literatura de retrete.

1 comentario:

  1. Sin embargo, un ateo puede llegar a ser también muy intolerante. Y lo dice una atea.

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