lunes, 23 de noviembre de 2009

HAZTEMA XVIII Saramago y el minimalismo







Menos es más, como dicen los artistas minimalistas en todos los campos desde los diseñadores de alpargatas hasta los autores de musicales. Pero, lo importante, en esto, no es lo que se quita, sino de dónde se quita. Aplíquese esto al Quijote. Suprima todos los capítulos impares y todos los poemillas y relatos intercalados que Cervantes nos quiso colar de contrabando... a ver si el libro gana. Haga lo mismo con Hamlet. Suprima todas las veces en que este se pone pesimista, espeso, grita, aspaventea, o monologa más que Felipe González en una Universidad de verano, o dice cosas fuera de lugar o subidas de tono a Ofelia o mata a alguien deportivamente. Tendrá un Hamlet en los huesos a la altura de los tiempos. La desgracia es que Hamlet, peor o mejor versionado, acaba siendo el muro donde se estrellan los buenos actores.

Escribir es rehusar que decía el bueno Flaubert, el gran novelista francés, que se documentaba escrupulosamente hasta para describir a un loro o cuando le daba un ataque de hipo agónico a sus personajes. Piense hasta qué punto hubiera variado la obra de muchos autores de nuestra época, si se aplicaran el cuento, y se hubieran dedicado a otra cosa, (después de tachar una a una todas sus frases de sus cuarenta novelas históricas o de género negro) y llegaran a desescribirse a conciencia hasta remontarse a sus primeras redacciones escolares...) a cosas con menos rumbo, como abrir una tienda de bombones, un mercadillo de filatelia o regentar un quiosco en un barrio noble de la ciudad. Tendrían que aprender de esos autores minimalistas que cada vez escriben más cerca del punto final, de los que hay una buena muestra en esta empresa.


Saramago dixit: La democracia hoy se asemeja “tristemente al paño solemne que cubre el ataúd donde ya se está pudriendo el cadáver”. Compruébese que el símil no puede ser más afortunado en su intenso aroma macabro, para describir los gobiernos "sobresaharianos" de estos tiempos que corren.
Pero empeñados en llevar la técnica minimalista y su poética de economía sumergida hasta sus últimas consecuencias, esta empresa les propone esta ligera variación: la democracia hoy se asemeja tristemente al paño solemne que cubre el ataúd donde ya ni siquiera hay cadáver para pudrirse.
Con plena incertidumbre de que el símil del señor Saramago no haya mejorado ni un ápice con esto de mandar su cadáver a paseo, nos queda la ligera satisfacción de, al menos, haber sido leales a una poética exigente y encima nos hemos ahorrado el figurante y tener que perfumar la habitación .
Feto-olé.

3 comentarios: