EN UN CEMENTERIO
Un día en un cementerio Ainhoa me preguntó:
“¿Rezas?”
Le respondí que no, que era ateo.
“Yo sí rezo”.
Y rezó en silencio.
Y mientras rezaba en silencio delante de la tumba de su padre, sentí que la respetaba; sentí que la comprendía aunque nunca pudiera rezar con ella.
Y todo me pareció muy hermoso.
Feto-Garci
lunes, 9 de noviembre de 2009
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Pues yo voy a misa solo en los los fuenerales, y me sirve de consuelo, no porque me reconforten las palabras del cura ni el ambiente espiritual ni el incienso ni las titis llorosas, sino porque el sopor y el aburrimiento perfecto y sin fisuras que me trasmite el cura en su homilía actúa como una coraza perfecta contra el dolor del supuesto ser querido.
ResponderEliminarFeto-olé
La foto hay que colgarla más pequeña.
ResponderEliminarAlguien que pueda, que lo haga; así provoca rechazo, no interés.
Feto-Garci