sábado, 10 de octubre de 2009

FETOPERVERSIONES(II): DENTADURA DE ALAMBRE


El deseo de la niña de la dentadura de alambre es comerse una tableta de chocolate sin la necesidad de quitarse el aparato para masticar el dulce. Es una niña que vuelve locos a los escritores llamados Nabokov y que por casualidad colecciona coloridas mariposas disecadas. Usa unas trenzas puntiagudas, una suerte de cornamenta ingenua que adorna su rostro constelado de pecas caprichosas. En apariencia es pelirroja. La piel de su cuerpo es de un blanco lívido que contrasta con su falda favorita, la estampada con cuadraditos rojos y azules.
La niña de la dentadura de alambre alberga la esperanza de que el dentista dé pronto la orden de retirarle el aparato bucal. Cuando llegue ese momento dará una fiesta a la que invitará a todos sus amigos. La lástima, piensa la niña de la dentadura de alambre, es que todos ellos han enmudecido por culpa de un inesperado accidente. La lástima, vuelve a pensar, es que las mutilaciones inferiores de sus compañeros de juegos hayan llegado al grado máximo de la castración. Por este motivo, la niña pálida sabe que necesita una venganza que precisamente llevará a cabo por ellos, por sus amigos mutilados.
El dentista es un cincuentón que no deja de mirarle las piernas. El dentista es un poeta que en sus ratos libres busca la belleza en las palabras. El dentista, en cada consulta, analiza exageradamente la cueva de la boca de la niña de las trenzas y esto y su edad provecta son razones más que suficientes para que ella, en un amoroso descuido, le clave la venganza de la dentadura de alambre donde más le duele.

4 comentarios:

  1. Yo quería tener un aparato de esos como el de mi amiga Pilar. Pilar quería ser feminista y disparar a Warhol, pero cuando le quitaron los alambres se enamoró del Juanra que le enchufó unos gemelos. Estábamos en primero de BUP y mi dentista le decía a mi madre que tenía una dentadura perfecta, lo que pasaba es que no tenía tetas. Sin tetas no hay alambrada. Volví a la consulta dos años después envalentonada con mi ciento cinco. Aunque perfectamente alineados, dijo el doctor, la piorrea va a acabar con ellos, hay que sacarlos. Pero, tuve mi aparato.

    Mujer fetal.

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  2. Tener un aparato es importante. Yo también lo tuve. Salivaba mucho; en exceso. Era como el perro de Pavlov. Cuando veía a una chica, salivaba, cuando veía a otro perro, salivaba... Así no había manera... Decidí quitarme el aparato; así tengo los dientes...
    como un roedor. Nunca me cogerán para hacer un anuncio de Profident...

    FetoGarci

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  3. Yo quería tener un aparato de esos como el de mi amiga Pilar. Pilar quería ser feminista y disparar a Warhol, pero cuando le quitaron los alambres se enamoró del Juanra que le enchufó unos gemelos. Estábamos en primero de BUP y mi dentista le decía a mi madre que tenía una dentadura perfecta, lo que pasaba es que no tenía tetas. Sin tetas no hay alambrada. Volví a la consulta dos años después envalentonada con mi ciento cinco. Aunque perfectamente alineados, dijo el doctor, la piorrea va a acabar con ellos, hay que sacarlos. Pero, tuve mi aparato.

    Mujer fetal.

    11 de octubre de 2009 1:38
    El feto flamenco dijo...
    Tener un aparato es importante. Yo también lo tuve. Salivaba mucho; en exceso. Era como el perro de Pavlov. Cuando veía a una chica, salivaba, cuando veía a otro perro, salivaba... Así no había manera... Decidí quitarme el aparato; así tengo los dientes...
    como un roedor. Nunca me cogerán para hacer un anuncio de Profident...

    FEto Malayo

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  4. Muy bueno, pero chicos, hay que poner el apodo siempre, si no ¿cómo vamos a saber de qquién es cada cosa?

    Me he equivocado y he pegado lo de estos dos, vaya lío. Soy el feto malayo, que ve menos que un... crustáceo ciego.

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