viernes, 2 de octubre de 2009

HAZTEMA XI La caja de herramientas





Lea atentamente este fragmento sacado de un libro de texto de 2º de la ESO para mejorar la ortografía de los niños de 12 años.

Llegó septiembre, vinieron las lluvias, comenzó el colegio, y el marido de Tecla, que era carpintero, se quedó en el paro. Eso les vino bien, porque como la mujer necesitaba ganar más dinero, se colocó con la tía Sofía todos los días de nueve de la mañana a cinco de la tarde, con lo cual Carlitos estaba mejor atendido que nunca. Además, como el carpintero era muy mañoso y servía para todo, empezó a ocuparse del jardín y lo dejó precioso. Arregló bancos, faroles y todo lo que estaba estropeado. Quedó el chalé que daba gusto verlo. Por la tarde después del colegio, no faltaban ningún día ni Rufina ni Mauricio. Bárbara iba menos porque no estaba claro si tenía novio o no.
Rufina estaba enloquecida con Carlitos, y Mauricio con Pepe, el carpintero. Tenía una caja de herramientas formidable, que dejaba al chico, y se entendían muy bien entre ellos. Sobre todo desde un día en el que a Mauricio se le ocurrió un sistema muy sencillo para regar tiestos por aspersión, y el carpintero dijo delante de todos:
-Este chaval de tonto no tiene un pelo.
Jose Luis Olaizola. La burbuja de la felicidad. Ed. Anaya.

Tras una primera lectura inocente y distraída (porque tenía la sensación de perder el tiempo o que le viera su jefe), se le propone que haga una segunda lectura ( sin olvidar la condición paranoica de todo lector) en la que busque segundas intenciones. El texto se lo va a poner en bandeja (pues hay a porrillo) y no va a dejar títere con cabeza. Una vez que se haya compenetrado con su sentido picante, (deudor de las películas de la Transición y las revistas de Lina Morgan) esta empresa se pregunta, con grandes signos de interrogación:
¿¿¿¿¿Cómo diantres en el nuevo sistema educativo, los autores de los libros de textos, pueden escoger joyitas como esta para que los niños hagan dictados y mejoren la ortografía, cuando los niños están siempre con la mosca detrás de la oreja, y son los más avisados a la hora de hacer segundas lecturas.?????
En fin... se comprende que cuatro años después se sientan incapaces de leerse el Quijote o la Celestina. El salto resulta insalvable. Y sinceramente no sabe la empresa lo que le molesta más, si la prosa almibarada de parador de turismo del texto o el tufillo pederasta de excursión parroquial.

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