Lassie es anarquista. Esta película es una profunda reflexión sobre las consecuencias del salvaje capitalismo.
El que lea esto se estará preguntando si me he tomado un peta. Sí, lo admito, acabo de tomármelo, pero eso no es óbice para que mi reflexión sea correcta; intentaré demostrar mi aseveración en las próximas líneas si mi cuerpo intoxicado me lo permite…
Lassie quiere al niño de un minero.
Esto empieza con fuerza.
Ni Marx lo hubiera hecho mejor.
Una dama, que eso es Lassie, que nadie lo dude, en una escena lame las manos del niño, le cura las heridas. ¿Por qué? ¿Quién le ha hecho esas heridas? Una maestra, una fascista que castiga al niño cuando se pone a soñar en una clase de Matemáticas.
¡Castigan los sueños! ¿No les parece bonito?
Por otro lado, un abuelito capitalista, Peter O'Toole, ve a la perra y dice: “ésta va a ser mía. Será mi propiedad”. Dicho y hecho. La compra aprovechándose de la pobreza de la familia (la mina ha cerrado y el padre se ha quedado sin trabajo)
¿Lo ven? La educación fascistoide y el capitalismo feroz. Estos son los enemigos de Lassie. ¿Lassie se rendirá? No, Bakunin, esto no ha terminado.
Lassie se escapa porque es una anarquista, nadie la convertirá en una esclava, sólo quiere estar con aquel al que ama. Sólo el amor la guía. Hace lo que quiere ¿Alguien lo dudaba?
A estas alturas, yo estaba llorando. Soy muy sensible, ¿saben?
Bueno, continúo. El capitalista no está dispuesto a perder su propiedad. Decide enviarla lejos, muy lejos. A Escocia, que debe estar muy lejos…
Lassie no se rinde. En cuanto puede, escapa. Va a recorrer miles de kilómetros para volver con aquel al que ama. En el camino encontrará a varios actores de teatro y cine muy famosos. Son los V.I.P.S. Porque Lassie es anarquista, pero es una señora y sólo actores de prestigio pueden rodar con ella. ¡Estaría bueno!
En este largo viaje no adelgaza nada de nada. ¿Cómo lo conseguirá? ¿Dónde come, se lo montará con algún vagabundo? Son preguntas interesantes, pero el director no nos las resuelve. Es cierto que su pelo está un poco lacio, pero es que en el camino no ha tenido tiempo de encontrar una peluquería para perras de su condición.
No importa. Ella sigue firme en su objetivo: volver. Un invierno duro, mítico…
Llega a su destino. A punto de morir, logra que el niño la abraze, la mime y la salve; al fin descansa en su regazo. A estas alturas, ya no me quedan lágrimas por derramar…
El capitalista (Peter O'Toole, recuerden) debería recuperar su posesión, pero toma una decisión de compromiso.
Porque el capitalismo es muy inteligente.
Dará un trabajo al padre con la condición de que todos los miembros de la familia –incluida Lassie- vivan con él en su palacete. Con sus propias palabras: “no he conseguido comprar a la perra; compraré a su dueño”.
Por tanto, cuando vean Lassie, no la desprecien. Es una película marxista.
Y además llorarán un poco. Porque uno es un sentimental.
FetoGarci
Feto Garci, tío, te has salido. Una crítica brutal, sofisticada, postmoderna. Yo ya había intuído algo de esto, pero no me atreví a pensarlo. Nunca he sido de películas sesudas, tú lo sabes, y Lassie me desbordaba con la trama enloquecida, la filosofía profundista, los viajes en el tiempo y en el espacio, su simbolismo postnuclear. Realmente, has dado en el clavo. Un abrazo de mucioscevola.
ResponderEliminar