lunes, 14 de septiembre de 2009

DESDE MÉXICO, LAS PLAGAS DIVINAS



Las plagas divinas vomitan su furia sobre México y temo mucho que mi fin llegue en cualquier cantina de la República, luchando heroica, en un mar de mezcal, contra un ejército de langostas con fiebre porcina. El acabóse de mi vida. Ya fui advertida por José Mar Flores, el nuevo profeta del Apocalipsis. Hace apenas unos días, este visionario secuestró un avión de Aeroméxico con la ayuda de un arma para matar… de la risa: "Eran dos latas de Jumex, las llené de tierra y les puse unas lucecitas", detalló él mismo tras su detención. El sorprendente plagiario tuvo el buen gusto de elegir un producto nacional (zumo de frutas) para esta puesta en escena que dio la vuelta al mundo, y que supuso el lucimiento de las fuerzas de seguridad en una operación sin precedentes de humor involuntario. José Mar Flores –cristiano devoto tras una vida de crápula– exigía una reunión con el Presidente de la República para compartirle una revelación divina: “El fin está próximo”… se avecina la madre de todos los sismos. Y sí, la tierra está calentando motores. Una semana antes de este mensaje apocalíptico, un temblor de 5.1 grados de magnitud alcanzó mi cama de Xalapa a las 00.14 horas. Estaba yo castamente tumbada junto a mi amado, cuando un jalón, llegado de las profundidades, movió abruptamente el lecho. No pude evitar pensar en cómo sería un orgasmo entre temblores impredecibles de la tierra. Por pudor, no compartí con mi amado este pensamiento tortuoso al que se añadieron otros de dentaduras postizas brincando de sus vasos, y amenazando a la humanidad con un castañeo infernal.
Feto-Mariachi.

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